12.18.2006

La UAQamaya

Y sin embargo, los sueños se realizan. A propósito del egreso de los ahora nuestros nuevos colegas en el campo de la psicología, nuestros recién egresados quienes han motivado los muchos actos que celebran y testimonian la culminación de algo que un día fue un sueño: la terminación de su carrera; en la verdad y en el honor, con las enhorabuenas y parabienes, los regocijos y las despedidas, las lágrimas del adiós y de la lucha sostenida, con el lugar de cada uno, de cada grupo, de cada singularidad forjada en un ejercicio de la psicología cada vez más inserto en las realidades sociales y politicas y a las que ellos supieron responder; y porque con todo ello lo que nos hacen ver, es, que la esperanza es posible. Y, porque sus sueños continuarán realizándose, quisiera decirles aquí, lo mejor que puedo decirles, algo de lo cual fue dicho en el acto de clausura, que fue también fue el acto del trazo de un nuevo comienzo: En cada acto clínico, ante los aciertos, y las profundas satisfacciones que suelen ocurrirnos, así como ante los obstáculos, sostengan el ejercicio de volver cada vez, y cada vez a su interior. Y vuelvan a descubrirse. Y vuelvan a renovarse. Cuando hablamos del interior… hablamos del alma. El alma es tan actual, como cuando Freud la pensó, como lo ha sido en todos los tiempos. Ahora, Allouch, psicoanalista francés, nos decía que el psicoanálisis, es una espiritualidad. Es decir, es el trato al alma. No estamos hablando a la manera en que conciben las religiones al espíritu, que también tiene su legitimidad. Estamos hablando de un espíritu, de un alma, absolutamente sensible a lo que le pasa al hombre, y que le llamamos psiquis. Estamos hablando del alma, que los lleva a ustedes a otro sujeto para atenderlo.. Ya desde los antiguos griegos, la palabra terapéutica, Therapeuousi contiene la palabra ser. De manera que en los cuidados al ser y los cuidados al alma, pueden titularse ‘Terapeutas’. “¿Qué es un análisis si no tener cuidado de si?” Dice Allouch. El cuidado del ser mismo de uno, es la inédita manera freudiana de cuidar el ser, y así.. de estar en casa; de la misma manera que en el campo de los sueños: con ellos, estás en casa. Preocuparse y ocuparse de los otros, es su benéfica consecuencia. Al volver al interior, también se accede a una verdad. Y esto, es condición de la espiritualidad, el acceso a la verdad. La cual también se ejercita con la escucha, la escritura, la lectura… Hay en la verdad, algo que completa al sujeto mismo, que completa a su ser, volviéndolo un sujeto capaz de verdad, para que otros también lo sean. Dicho de otra manera, a la manera de la poesía, me remito a Paracelso, alquimista y médico suizo, quien ya en 1559, nos decía: “El hombre, está como el firmamento, ‘constelado de astros’ ‘Pertenece al firmamento del hombre, el ser libre y poderoso. .., su cielo interior puede ser autónomo y reposar en sí mismo, a condición de que por su saber [su saber de la verdad], llegue a ser semejante al orden del mundo, lo retome en sí y lo equilibre así, en su firmamento interno. Así, el hombre descubrirá que él contiene ‘las estrellas en el interior de sí mismo; que en él, centellean las estrellas verdaderas’. De manera que en ese volver cada vez, y cada vez a sí mismos y a su ser, sus esperanzas serán renovadas, se forjarán nuevos sueños, y éstos continuarán realizándose. Y con ello, seguirán brillando, en el interior de sí mismos, sus estrellas verdaderas.